El 22 de agosto de 1951, la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó a un acto multitudinario en la Avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires para pedirle a Eva Perón que fuera candidata a vicepresidenta en las elecciones que se iban a realizar dos meses después y en las que las mujeres votarían por primera vez. El Cabildo Abierto del Justicialismo quedó grabado en la historia argentina porque ese día Evita protagonizó un diálogo con la muchedumbre que nunca se vio, ni antes ni después.
Una vez aprobada la nueva Constitución Nacional que permitía la reelección del presidente Perón, se desató la competencia entre dirigentes peronistas por la candidatura a la vicepresidencia. De los sectores obreros surgió el nombre de Eva Perón. El 20 de febrero de 1951 su candidatura fue propuesta por el Consejo Superior del Partido Peronista y luego por la CGT.
Fue en ese marco, cuando se produjo el Cabildo Abierto organizado por la central obrera para proclamarla candidata a vicepresidenta en las elecciones generales que se celebrarían ese año. Ese día, alrededor de dos millones de personas llegadas desde todos los puntos del país, se reunió en la Avenida 9 de Julio y le pidieron a Evita que aceptara la candidatura. Cuando subió al palco no pudo contener la emoción al ver semejante cantidad de gente. Ella prometió responder en cuatro días. Sin embargo, una semana después, el 31 de agosto, por cadena nacional, renunció de manera indeclinable.
El día del renunciamiento, la Radio del Estado y la Red Argentina de Radiodifusión transmitieron el discurso con el que Eva Perón anunció al pueblo su decisión de no aceptar el ofrecimiento. En ese mensaje radial, Eva repitió varias veces que su decisión surgía “de lo más íntimo de mi conciencia, y por eso es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva”. En el párrafo siguiente otra vez se refirió a “mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón” cuando sostuvo que sabía que el pueblo la comprendería.
Fuente: Caras y Caretas