El año 1981 iba llegando a su fin, acosado por una situación crítica en el marco del resquebrajamiento del gobierno dictatorial que hasta ese momento se había mostrado homogéneo, se produjo el fortalecimiento del sindicalismo (junto con otros actores como los partidos políticos o la iglesia).
En lo económico-social, el salario real había caído abruptamente con la combinación de la liberación de precios y el congelamiento salarial. En lo político era palpable la creciente debilidad del presidente general Eduardo Viola y sus disidencias con el comandante general Leopoldo Fortunato Galtieri. En lo social, la desocupación y la miseria acuciaban a sectores cada vez más vastos de la población.
Durante la dictadura cívico-militar producto del golpe del 24 de marzo de 1976, Saúl Ubaldini fue parte del proceso que llevó a la unidad a varias corrientes gremiales contra la dictadura y los dirigentes sindicales colaboracionistas.
El 7 de noviembre la CGT Brasil, encabezada por Ubaldini, aunque no se restringió solo al ámbito sindical, pudo concretar la primera movilización popular o “Marcha de Protesta” en contra de la dictadura. Bajo el lema “Paz, Pan y Trabajo” convocó a marchar, por las calles de Liniers hasta la iglesia de San Cayetano.
Esa numerosa marcha desafió –a pesar de la intimidación de los medios de comunicación- el despliegue de un inmenso operativo de seguridad y asistieron a una misa oficiada al aire libre. Por primera vez se coreó masivamente una consigna que luego ganaría la calle: “Se va a acabar, la dictadura militar”. La represión no se hizo esperar. Pero se demostró que la central obrera se había convertido en el eje de la protesta nacional.
Fuente: Agencia Paco Urondo













