Hace 58 años, René Favaloro realizaba el primer bypass, una técnica que salva miles de vidas por año. El 9 de mayo de 1967, René Favaloro realizó el procedimiento de bypass, una técnica que el argentino perfeccionó y universalizó y que cambió radicalmente el tratamiento de la enfermedad coronaria.
Fue en una clínica de Cleveland, Estados Unidos, a donde Favaloro había viajado algunos años antes para perfeccionar su conocimiento de los tratamientos de patologías cardiacas. La paciente, una mujer de 51 años, no solo sobrevivió a la cirugía, sino que tuvo una excelente recuperación y vivió varias décadas más. Desde entonces, millones de personas de todo el mundo con diagnóstico de arteriosclerosis han podido seguir viviendo gracias a esta cirugía.
El bypass aortocoronario es la cirugía cardiovascular más común y se estima que en Argentina se realizan entre 40.000 y 50.000 bypass por año, a lo largo y ancho del país. La enfermedad coronaria es más frecuente en los varones que en las mujeres, y entre los primeros hay casos de pacientes de alrededor de 30 años, que llegan a necesitar un bypass. Actualmente, la incidencia entre las mujeres está creciendo, y los casos más jóvenes se diagnostican en pacientes de entre 40 y 50 años. Por eso, es fundamental realizar chequeos anuales, a partir de los 30 años.
¿En qué consiste un bypass aortocoronario? Para entender lo que es un bypass es necesario entender la enfermedad a tratar, que es la arterioesclerosis. Es una enfermedad que ocurre en las arterias: en este caso en las arterias coronarias, que son las que llevan sangre al músculo cardíaco. Si esas arterias sufren arterioesclerosis, significa que se van cubriendo por dentro con ateromas de colesterol, calcio y plaquetas que van cerrando el conducto. Lo van obstruyendo de a poco, como el sarro que se pega en una cañería. Al ser un músculo que está trabajando continuamente, con el tiempo aparecen los síntomas, que son el dolor de pecho, el infarto, las arritmias. En este escenario, al realizar el bypass se conecta un nuevo conducto, que es una porción de vena que se obtiene del paciente. A esa vena la conectamos a una arteria que es la aorta, haciendo un puente sobre la zona de la arteria que está enferma y permitiendo que el flujo de sangre que no puede pasar sea desviado y llegue al mismo lugar por otro camino.
Allí radica el gran impacto que tuvo esta técnica que desarrolló y universalizó el doctor Favaloro: no sólo trata el problema, sino que aumenta la sobrevida del paciente, ya que permite que el corazón se recupere. A lo largo de los años se fueron modificando las técnicas. Ahora, además de conductos venosos también se utilizan conductos arteriales. También se logró trabajar con arterias que están en el tórax, muy cerca del corazón, que son desviadas hacia la arteria coronaria, con lo cual el procedimiento puede llegar a durar más de 20 años.
Fuente: Fundación Favaloro