Casi 138 millones de niños se encontraban sometidos al trabajo infantil en 2024 y unos 54 millones realizaban trabajos peligrosos que podían poner en peligro su salud, su seguridad y su desarrollo, según se desprende de las últimas estimaciones publicadas este miércoles por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF.
Asimismo, han revelado que, desde 2020, la cifra de niños sometidos al trabajo infantil ha disminuido en más de 20 millones, lo que supone un cambio de tendencia respecto al «alarmante» aumento registrado entre 2016 y 2020. Sin embargo, a pesar de este progreso, el mundo no ha alcanzado el objetivo de erradicar el trabajo infantil antes de 2025.
El informe Trabajo infantil: estimaciones mundiales en 2024, tendencias y camino a seguir ha sido publicado con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil y en el Día Internacional del Juego, que se celebran el 12 y 11 de junio respectivamente.
En este sentido, ha apuntado que los niños tienen que ir a la escuela, no a trabajar. Además, ha añadido que los progenitores deben recibir apoyo y tener acceso a «trabajos decentes» que les permitan enviar a sus hijos a la escuela y evitar que tengan que vender productos en los mercados o trabajar en las explotaciones familiares para contribuir al sustento de la familia.
Los organismos advierten de que es «más necesario que nunca» aumentar y sostener la financiación, tanto a nivel mundial como nacional, para mantener los logros alcanzados en los últimos años. «Si se reduce el apoyo a la educación, la protección social y los sustentos, muchas familias que ya se encontraban en una situación vulnerable podrían verse obligadas a vivir en condiciones extremas y tener que enviar a sus hijos e hijas a trabajar. Por otra parte, una reducción de la inversión destinada a la recogida de datos dificultará la detección y la lucha contra este problema», han avisado.
En esta línea, han recalcado que «el trabajo infantil compromete la educación de los niños y las niñas, restringe sus derechos y limita sus oportunidades futuras, y los expone a sufrir daños físicos y psicológicos». Esta práctica han agregado que también es «consecuencia de la pobreza y la falta de acceso a una educación de calidad, todo lo cual obliga a las familias a enviar a sus hijos e hijas a trabajar y perpetúa los ciclos de pobreza intergeneracional».
Igualmente, las organizaciones han apuntado que, desde el año 2000, el trabajo infantil se ha reducido casi a la mitad, al pasar de 246 millones a 138 millones de niños sometidos a esta práctica. Sin embargo, han destacado que el ritmo de erradicación sigue siendo «demasiado lento» y que no se ha alcanzado aún la meta de acabar con el trabajo infantil a nivel mundial para 2025. «Para poner fin a esta práctica en los próximos cinco años, el ritmo del progreso debería ser 11 veces más rápido que el actual», han subrayado.
Fuente: Infobae