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Hoy se conmemora el Día Mundial de la Justicia Social -aprobado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 26 de noviembre de 2007-, en alusión a la búsqueda de igualdad de oportunidades, igualdad de género, el pleno empleo y el acceso al bienestar para toda la población mundial. Para ello son fundamentales las políticas sociales, la promoción del trabajo digno y de los derechos económicos, sociales y culturales.

Para alcanzar la justicia social, es indispensable que los países promuevan esfuerzos para consensuar una nueva visión de la economía a escala mundial. Para ello es necesario un crecimiento económico continuo y de base amplia, en el contexto del desarrollo sostenible. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que en el mundo existen más de 192 millones de personas sin empleo, esto significa un aumento de la tasa de desocupación en los últimos tres años. En el caso de población joven, el porcentaje triplica a la de la población adulta. Además, en los países en desarrollo, se calcula que alrededor del 76% de los trabajadores y las trabajadoras se encuentran en modalidades de empleo vulnerable. En el caso de las mujeres, este número aumenta a 82%.

Esta nueva visión económica implica el respeto y la promoción de los derechos económicos, sociales y culturales, considerados durante años como de “segunda generación”. En el último tiempo, se han  llevado a cabo esfuerzos para fortalecer su implementación mediante la profundización de su contenido normativo y a partir de la explicitación de su naturaleza y las obligaciones asociadas del Estado. Para el desarrollo de estos derechos, se requiere un rol activo de los Estados en materia de financiación, promoción, recursos materiales.

A pesar de estos esfuerzos, en América Latina persisten los altos niveles de desigualdad –entendida no sólo como desigual acceso a recursos económicos, sino también a derechos–. En la región, 3 de cada 10 personas viven en la pobreza. Para el segmento de niñas y niños de 0 a 14 años, este número aumenta al 46,7%. Los niveles de pobreza e indigencia son muy superiores para los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes.

LA JUSTICIA SOCIAL Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU están estrechamente vinculados a la justicia social. La inclusión social es uno de los tres pilares básicos de esta Agenda –junto con el crecimiento económico y la protección del medio ambiente–.

La Agenda 2030 contempla un plan de acción global de resultados deseados y esperados que busca orientarse para mejorar las condiciones de vida de las personas, el planeta y la prosperidad. Fue planteada con el objetivo de fortalecer la paz universal, bajo la necesidad de poner fin a la pobreza y al hambre, disminuir brechas de desigualdad entre países y al interior de los mismos, de construir sociedades más justas, pacíficas e incluyentes que protejan los derechos humanos, promuevan la igualdad entre géneros y se comprometan con la sostenibilidad ambiental.

Fuente: Unesco. Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos

 

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