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Dos años después del retorno de la democracia, el 9 de diciembre de 1985 se dictó la sentencia en el juicio a las Juntas Militares en la denominada «Causa 13», que puso fin al proceso penal contra los jerarcas que llevaron a cabo un plan sistemático de exterminio en el marco de la dictadura cívico militar desde el 24 de marzo de 1976.

Este juicio histórico llevó al banquillo de los acusados a los integrantes de las tres primeras juntas militares, la que comandó la dictadura entre 1976 y 1980 (Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti); la junta de 1980 y 1981 (Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Omar Domingo Rubens Graffigna); y quienes integraron la tercera junta entre 1981 y 1982: Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo.

La Cámara Federal dictó sentencia por 709 casos presentados durante el juicio donde condenaron a Videla y Massera a reclusión perpetua; a Agosti a cuatro años y seis meses de prisión; a Viola a 17 años de prisión; y a Lambruschini a la pena de ocho años de prisión. En tanto, Graffigna, Galtieri, Anaya y Lami Dozo fueron absueltos.

Los testigos, familiares y sobrevivientes del Juicio a las Juntas Militares fueron el principal sostén y la columna vertebral del proceso judicial. La mayoría declaraba por primera vez ante un tribunal. Muchos viajaron desde diferentes puntos del país, sin garantías de protección y sin saber qué iba a pasar al finalizar el juicio.

Contaron lo que otros ya no podían contar. Para “dar testimonio en momentos difíciles”, como dijo Rodolfo Walsh en su “Carta Abierta a la Junta Militar”.

 La primera víctima en dar testimonio fue Adriana Calvo, unas de las fundadoras de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Para muchos, el juicio empezó con su declaración. “Tenía que ser la voz de nuestros compañeros desaparecidos”, recordó años después.

La condena a cinco de los nueve ex comandantes fue una marca histórica. Una victoria de la democracia contra la impunidad del terrorismo de Estado.

Una de las frases más recordadas del proceso fue también la del fiscal Julio César Strassera, quien en su alegato expresó: «Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más».

Fuente: Argentina.gob.ar