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El 25 de Mayo de 1810 se concretó, con la designación de la Primera Junta de Gobierno, la decisión adoptada el 22 de mayo en el Cabildo Abierto de Buenos Aires, con decisiva participación de los sectores populares. Así se corrió al virrey representante del absolutismo de la corona.

Ese poder totalitario oprimía al pueblo no sólo en el territorio de las colonias. Agobiaba también, en favor de ricos  Señores, al de España, que por eso fue débil ante la invasión napoleónica de la península.

La rebelión contra el absolutismo se dio pues, primero en España. Luego, con mayores motivos, en todas sus colonias en nuestra América.

Comenzamos entonces a identificar a la Patria, avanzando hacia la Independencia que declaramos en 1816.

Conmemoramos ese primer ejercicio de la soberanía popular fundamental para la Nación y para la Democracia.

Al hacerlo, no podemos olvidar que esa Independencia, en la realidad, ha estado condicionada durante la mayor parte de nuestra historia por enormes deudas con usureros externos. Siempre contraídas por gobiernos vinculados a los sectores empresarios más poderosos del momento (hace 200 años eran los más importantes comerciantes del Puerto de Buenos Aires).

Fueron y son  pagadas por los trabajadores y los pobres.

Hoy sufrimos, una vez más, los condicionamientos de los acreedores usurarios, en un contexto de crisis mundial, consecuencia de un coronavirus para el cual, aun, no hay remedio. Su posible emergencia era prevista y se dejó venir.

Predomina la lógica neoliberal del «mercado»: Sus ajustes incluyen los gastos en salud, gran parte de cuyas prestaciones son administradas con la lógica financiera de las aseguradoras.

Esa realidad exige profundos cambios que deben permitir que todas y todos tengamos en nuestra Patria una vida digna, basada en nuestro trabajo y nuestro patrimonio como nación, en libertad e igualdad.

Ello exige desplazar, como en 1810, al absolutismo predominante. Ese absolutismo hoy es neoliberal, el de los grandes conglomerados económicos y financieros que condicionan a la inmensa mayoría de los países del mundo.

Por eso respaldamos la más firme posición del Gobierno del Presidente Alberto Fernández ante ese poder.

De ninguna manera las deudas contraídas por gobiernos en favor de los ricos, pueden volver a pagarse a costa de los trabajadores, de los pobres, que son -no quepa duda-, la Patria.

1810 No al absolutismo colonial

2020 No al absolutismo financiero

Buenos Aires, 22 de mayo de 2020

SECRETARIADO GENERAL NACIONAL DE LA ASOCIACIÓN BANCARIA

basta de absolutismo 25 de mayo