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Es de sobra conocido que hace 211 años, el 25 de Mayo de 1810, se concretó la designación de la Primera Junta de Gobierno, el primer poder ejecutivo de lo que hoy es nuestro país. Se cumplió entonces la decisión adoptada, con decisiva participación de los sectores populares, el 22 de mayo en un Cabildo Abierto de Buenos Aires, denominado así pues supuso una convocatoria extraordinaria de los vecinos cuando aún no se reconocían los derechos ciudadanos.

Al conmemorar ese fundante ejercicio de soberanía popular, no cabe ninguna duda de la voluntad mayoritaria de las y los argentinos en cuanto al objetivo fundamental de una vida digna. Ninguna, pero hay quienes desconocen esa decisión y ese objetivo.

Ese desconocimiento surge de quienes más tienen, pues quieren aún más. Contaminados por el virus de la codicia, su objetivo, crear riqueza por la riqueza misma, es contradictorio con el de la vida digna para todos.

Está a la vista, su virulencia es aún más trágica en los momentos de mayor adversidad como el que vivimos.

Ahí está la responsabilidad de los grandes conglomerados económicos y financieros, con los medios de comunicación vinculados, condicionándolo todo.

Están en el alza desmesurada de los precios, en su guerra contra el salario, las condiciones laborales y el empleo –producir más con menos trabajadores apropiándose de la innovación tecnológica que es resultado del trabajo humano–. Están en la especulación financiera para ganar sin producir. Están en el desacato a las medidas del Gobierno ante el Covid-19 y el alza del precio de los alimentos, para imponer sus objetivos económico-financieros en todas las actividades, sin importar la salud y la vida. Están en las desembozadas presiones –en favor de todo tipo de acreedores– en relación a la negociación de una deuda externa irregularmente contraída, pues lo ha sido en su exclusivo beneficio.

Están en el tráfico de influencias que llevan a decisiones dubitativas que les son funcionales o concurrentes en las más diversas instancias institucionales, en todas las jurisdicciones, y no sólo en el poder judicial.

Esto es lo que exige la unidad, urgente desde hace años, del movimiento sindical alrededor de un programa de coincidencias básicas para alcanzar una mayor participación en la adopción de las decisiones del gobierno representando a los trabajadores cuya suerte está, indisolublemente, vinculada a lo que llamamos Patria.

Esto es lo que demanda  una alianza de los sectores productivos y sociales que dependen del trabajo nacional y el mercado interno, pues salta a la vista la insuficiencia de las coaliciones político-electorales para garantizar los objetivos de vida sin exclusiones.

Esto es lo que nos demanda a todas y todos un compromiso solidario.

Esto es lo que, al recordar aquel 25 de Mayo, no podemos callar.

Buenos Aires, 25 de mayo de 2021

Secretariado General Nacional de la Asociación Bancaria


Ilustración: «24 de mayo de 1810, la noche previa a la revolución «, acrílico sobre lienzo de 95 x 130 cm. Obra de Diego Manuel Rodríguez (2018). Télam