El 29 de mayo de 1969 los obreros y estudiantes de Córdoba conmovieron al país. Gobernaba la Argentina la dictadura cívico-militar de Onganía que se había autotitulado “Revolución Argentina”.
La nueva dictadura destituyó al presidente, vice, clausuró el Congreso, la Corte Suprema de la Nación y destituyó a los gobernadores e intendentes. Se clausuraron todos los partidos políticos y sus bienes fueron confiscados. Se creó un Ejecutivo nombrado por la Junta de Comandantes (que designó al propio Onganía), con el objeto de evitar las luchas y disputas entre las distintas fuerzas armadas y se sancionó un Acta y un Estatuto de la Revolución Argentina que se colocaban por encima de la Constitución Nacional.
Este conjunto de medidas que pretendían fundar un orden por décadas fueron acompañadas de un programa económico y social profundamente conservador y liberal: se devaluó el peso un 40%, se congelaron los salarios (no los precios) por 20 meses, se rebajaron los aranceles aduaneros a la importación, se abrió nuevamente el petróleo a la inversión extranjera.
Junto a estas medidas económicas, se acentuó la represión de las actividades culturales e intelectuales: se prohibieron libros, programas de tv y radio, la ropa que no fuera considerada “seria” y los cabellos largos. Un espeso telón represivo se extendió por el país, lo que terminó en la famosa Noche de los Bastones Largos, en donde los profesores y estudiantes de las universidades públicas fueron expulsados a bastonazos porque resistían la pérdida de la autonomía universitaria por parte de un general de caballería.
La dictadura militar y sus socios económicos, eclesiásticos y mediáticos, finalmente se sacaban totalmente la careta, decidieron clausurar todo vestigio de institucionalidad democrática y ejercer el poder sin que mediara ningún sistema de partidos…
En nuestro país se producía un acelerado proceso de profundización de la lucha y la organización político-social…
En este contexto de creciente movilización, los obreros de la industria automotriz de Córdoba se convocaron para resistir las quitas en salarios (11%) la reducción del sábado inglés y la pretensión de incrementar el salario solo después de que se incrementara la productividad.
Los gremios nucleados alrededor de Agustín Tosco (Luz y Fuerza, clasista), Elpidio Torres (Smata,) y Atilio López (UTA) declararon una huelga y movilización para el 29 de mayo.
La huelga comenzó a ser reprimida violentamente, lo que sumó a la lucha a los estudiantes de la universidad cordobesa, que desde el hospital de clínicas comenzaron a marchar junto a los obreros…
La ciudad de Córdoba, pese a la represión, quedó en manos de los trabajadores y los estudiantes durante dos días. La represión dejó un saldo de 30 muertos, 500 heridos y 300 detenidos, pero por otro lado, los mandos militares opositores a Onganía tomaron nota de la protesta masiva en las calles.
El Cordobazo marcó el inicio de la ofensiva popular contra Onganía poniendo a su gobierno a la defensiva; profundizó la confluencia entre jóvenes militantes y clase obrera; amplió canales de vinculación entre peronismo y partidos y movimientos de izquierda y, sobre todo dejó la sensación de que por fin, luego de 14 años de proscripción popular, la movilización popular comenzaba a agrietar seriamente la revancha conservadora iniciada con el golpe de setiembre de 1955.
Del Cordobazo en adelante, la dictadura ya no se recuperaría y el ascenso de la movilización y organización popular terminaría por forzar el llamado a elecciones de 1973.
Fuente: Universidad Nacional de la Plata