Lavó su cuerpo, afeitó su rostro, se puso su ropa de dormir.
Dejo 7 cartas sobre la mesa.
Fue al baño y luego de dejar una nota en el espejo se vio a si mismo por última vez.
Tomo su arma, la empuñó cual bisturí, pero esta vez no arreglaría nada, todo lo contrario. Destruiría aquello a lo que dedicó su vida en reparar. Con su último aliento apretó el gatillo del arma que de un disparo destruyó su corazón atravesándolo exactamente en el centro.
Así un 29 de julio se suicidó Don René Favaloro a sus 77 años.
René Favaloro: un suicidio que retrató una época
El prestigioso cardiocirujano René Favaloro se suicidaba hace 22 años al dispararse en el corazón, agobiado por la crisis que atravesaba su fundación y decepcionado ante la falta de respuestas por parte de las autoridades y de los empresarios.
El 28 de julio de 2000, un día antes de su muerte, Favaloro le envió una carta al entonces presidente Fernando de la Rúa en la que le pedía ayuda para obtener fondos de salvataje por la crítica situación financiera de su fundación.
Según confió después el propio De la Rúa, el cardiocirujano concluyó la misiva con una frase lapidaria: «Estoy desesperado».
Entre otras dificultades, la Fundación reclamaba cerca de dos millones de pesos/dólares adeudados por el PAMI, el organismo previsional entonces encabezado por Horacio Rodríguez Larreta…
En otra de las siete cartas que dejó antes de quitarse la vida, a los 77 años, Favaloro condenó la corrupción de médicos, sindicalistas y prestadores.
“Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente)”, explicaba…
Nacido el 12 de julio de 1923 en el barrio “El Mondongo” de La Plata, e hijo de un carpintero –Manuel— y de una modista –Ida Raffaelli–, Favaloro ingresó a la Facultad de Medicina de Universidad Nacional de La Plata a fines de los años 30.
Realizó su residencia en el Hospital Policlínico de la capital bonaerense, donde vivió durante dos años de forma muy austera entre los pacientes que atendía, hasta que se recibió en 1949.
A poco de graduarse, le llegó una carta de un tío, quien vivía en la localidad de Jacinto Aráuz, en la zona desértica de La Pampa, en la cual le contaba que en se pueblo de 3500 habitantes se necesitaban médicos…
Tras 12 años como médico rural, se traslada a Cleveland, y tras trabajar en el tratamiento de las afecciones vasculares comienza a interesarse, en 1967, por la utilización de la vena safena en las intervenciones coronarias.
La estandarización de esa técnica sería conocida como bypass, y sus especificidades serían publicadas en 1970 en revistas especializadas de los Estados Unidos.
En 1971, Favaloro retorna al país con el deseo de crear una clínica de alta complejidad similar a los centros asistenciales en los que había trabajado en el exterior.
Cuatro años más tarde nace la Fundación Favaloro, donde se formaron más de 450 residentes provenientes de las provincias argentinas y de los países de Latinoamérica…
En 2000, ese emprendimiento médico de excelencia que había creado ese doctor formado en el campo y nacido en los barrios más postergados de su ciudad, acarreaba una deuda de 18 millones de dólares.
El 29 de julio de ese año, se encerró en el baño de su casa y se pegó un tiro en el corazón, hundido en una profunda depresión y “cansado de luchar y galopar contra el viento, como decía Don Ata (en referencia a Atahualpa Yupanqui)”, decía en una de las siete cartas en las que intentaba explicar su decisión.
Fuente: Télam