En 1930 Don Hipólito Yrigoyen fue derrocado por el golpe militar fascista de derecha de Félix Uriburu.
Fue acusado de robar millones de pesos en efectivo y en lingotes de oro del Tesoro Nacional (en ese momento no existía el Banco Central). Varios testigos, entre los que se encontraba su chofer privado, funcionarios “arrepentidos”, empresarios y algunos supuestos vecinos, declararon como el presidente tenía un sistema de robo sistemático de fondos públicos, los cuales eran llevados hasta su domicilio particular para ser guardados en bóvedas secretas y cajas fuertes.
La historia estuvo en primera plana todos los días en los primeros meses de la dictadura. Por esa acusación, la justicia detuvo al ex presidente (que ya se encontraba detenido en un buque) y lo encarceló en la isla Martín García.
La noche del golpe, oficiales de justicia, acompañados por la policía, periodistas del diario La Nación, conjuntamente con una turba iracunda afín al régimen, entraron en su casa de la calle Brasil 139, en el barrio porteño de Constitución, y a fuerza de masa y pico, rompieron pisos, techos y paredes en búsqueda de las bóvedas. Destrozaron muebles y sustrajeron libros y documentación personal.
Nada encontraron. Indignados por el fracaso, solo atinaron a prender fuego el inmueble.
Fuente: Instituto Patria