Devaluación galopante, inflación, aumento sostenido de precios, cierre de fábricas y desocupación en alza para pulverizar los deciles medios y bajos de la pirámide social argentina. No estamos hablando de hoy, sino de hace exactamente 45 años: el 27 de abril de 1979, un conjunto de gremios empujaba la primera huelga general contra la última dictadura. Reclamaban por la liberación de sindicalistas detenidos y también por el insostenible escenario económico.
Aunque la medida lejos estuvo de alcanzar un acatamiento total, el hecho sirvió para advertir que -a pesar de estar prohibida y perseguida- la actividad gremial aún gozaba de capacidad de acción. Y apuntaló, además, el liderazgo dentro del emergente espacio de resistencia de Saúl Ubaldini, quien integraba el Grupo de los 25 con el sindicato cervecero que presidía y poco después se convertiría en el primer Secretario General de la flamante CGT Brasil.
El gobierno militar había proscripto la actividad gremial, intervino sindicatos, hizo inteligencia dentro de ellos y -de manera constante- encarceló, secuestró y desapareció a obreros y dirigentes. Encima tenía canales de diálogo con la Confederación Nacional del Trabajo. Por eso es que resultaba absolutamente inquietante no sólo la promoción de algo prohibido como una huelga, sino sobre todo la demostración de fuerza y expansión que intentaba exhibir el Grupo de los 25 que la organizaba.
La evidencia irrefutable de esta intranquilidad de dimensiones son los millares de papeles de Inteligencia acerca de la preparación de la huelga del 27 de abril del ‘79 y del accionar de quienes la promocionaban….
El Grupo de los 25, integrado por gremios como el de taxistas, Unión Ferroviaria, Smata, el del caucho y el de los obreros de la industria papelera, había anunciado el sábado 21 de abril de 1979 una “jornada de protesta nacional” para el viernes siguiente. En el medio, los distintos referentes sindicales de la huelga fueron convocados por el Ministerio de Trabajo y pocas horas después detenidos en distintas circunstancias.
Pero, a diferencia de lo que el gobierno supuso, esta actitud no sólo consolidó el llamado a huelga, sino que además despertó reclamos de todo el arco político (desde Ricardo Balbín hasta el PC, pasando por un pedido de mediación que el PJ le hizo al nuncio apostólico Pio Laghi) por la liberación de Raúl Ravitti de Unión Ferroviaria, Roberto García de los taxistas, José Rodríguez de Smata y el propio Ubaldini, entre tantos otros.
Según las cifras “oficiales” que manejó la Dippba, tan sólo en la provincia de Buenos Aires se plegaron a la huelga casi 168 mil metalúrgicos. Y hubo sindicatos que tuvieron un 100 por ciento de ausentismo, como Señaleros, La Fraternidad y Petroleros Privados…
Fuente: Pagina 12