El 22 de agosto de 1951 casi 2 millones de militantes colmaron la avenida 9 de Julio y sus inmediaciones. Las masas trabajadoras se congregaron entonces para pedir por “la fórmula de la Patria”, como había sido bautizada a la dupla “Perón-Perón”.
Ante la multitud convocada por la CGT en aquel llamado “Cabildo Abierto” que trascendió las expectativas de la central obrera, Evita tras un inolvidable discurso y con una destacable entereza y sensibilidad, intentaba disuadir a las y los presentes para no aceptar la candidatura a vicepresidenta a través de los diálogos más memorables entre ella y el pueblo que la reclamaba.
“Compañeros: Yo no renuncio a mi puesto de lucha, renuncio a los honores. (…) Se lanzó por el mundo que yo era una mujer egoísta y ambiciosa y saben ustedes muy bien que no es así. Pero también saben que todo lo que hice no fue nunca para ocupar ninguna posición política en mi país. Yo no quiero que mañana un trabajador de mi patria se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres que no me comprendieron ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago es por intereses mezquinos”.
Ante la insistencia de los trabajadores y trabajadoras, Eva Perón termina pidiendo unos días para pensar esta decisión. Pero el 31 de agosto de 1951, llegó la respuesta por cadena nacional de la propia Evita:
“Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa que nunca olvidarán mis ojos y mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el movimiento peronista por ningún otro puesto. (…) Yo sé que cada uno de los descamisados que me quiere de verdad, ha de querer también que nadie tenga el derecho a descreer de mis palabras y ahora, después de esto, nadie que no sea una malvado podrá dudar de la honradez, de la lealtad y de la sinceridad de mi conducta. Estoy segura que el Pueblo Argentino y el Movimiento Peronista que me lleva en su corazón, que me quiere y que me comprende, acepta mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón. Por eso ella es inquebrantable, indeclinable y por eso me siento inmensamente feliz y a todos les dejo mi corazón”.
A 73 años recordamos este evento que se lo conoce como el Renunciamiento Histórico de aquella mujer que dignificó a las y los descamisados, los olvidados y humildes de la patria, y que supo estar a la altura de la historia.
Fuente: TV Pública