Septiembre 16 – Nuestro Secretario General, Sergio Palazzo participó de la reunión sobre “Desafíos del sindicalismo y el proyecto nacional”, convocada por el MRP (Movimiento de Restauración Peronista), moderada por Jorge Deantoni, Delegado Regional de San Martín y Secretario Adjunto de la CGT (San Martín) y Rodrigo Estigarribia, Subsecretario de la Jefatura de Gabinete de General San Martín.
Reproducimos a continuación su exposición.
“Buenas tardes a todas las compañeras compañeros, gracias especialmente a los compañeros de MRP por esta invitación. Una gran alegría poder saludar al Cro. Pedro Milla y compartir con él esta charla, este intercambio de ideas, y debate con Pedro y con todos Uds.
No podría empezar esta exposición sin recordar tres hechos importantes en esta fecha. El primero tiene que ver con hacer mención al repudio en un nuevo aniversario de lo que fue la Revolución Libertadora que por definición y acertadamente los compañeros del peronismo denominaron la Revolución Fusiladora, no sólo por todos los hechos que conocemos, la orden de fusilamiento de Aramburu a civiles y militares que encabezaron el levantamiento contra el golpe de Estado encabezado por Juan José Valle, sino también porque el inicio de la revolución fue de características violentas, sangrientas y asesinas. Recordar que Leonardi que fue el antecesor de Aramburu en el inicio de esa Revolución Fusiladora ingresó al Ejército de Infantería de Córdoba, al dormitorio de quien estaba a cargo de esa unidad y ante un atisbo de resistencia por parte de quien estaba a cargo de esa unidad lo fusiló de un tiro en la cabeza y lo mató. El mensaje era claro, venían a marcar con sangre salvajemente y brutalmente la cancha para determinar que todo aquel que se opusiera a ese golpe militar iba a pagar las consecuencias.
Luego se ganó merecidamente el mote de gorila esa revolución, ya que el almirante Rial fue el que expresó en su momento ante un grupo de dirigentes sindicales la famosa frase de “Sepan Uds. que la Revolución Libertadora se hizo para que en este bendito país el hijo del barrendero muera como barrendero”.
Es brutal el desarrollo de ese acontecimiento. Venían a fusilar personas e ideas. Por eso el golpe del 76 siguió esa línea sangrienta y fue la puerta para que un día como hoy, 16 de septiembre, también tuviera otro hito como es la Noche de los Lápices que se conmemora un día como hoy. Cualquiera que lea las consignas, las crónicas de los diarios hegemónicos de aquella época va a encontrar similitudes en las palabras y en el odio que expresaban esas palabras.
En síntesis, en este primer recordatorio quiero hacer mi homenaje a quienes defendieron la democracia con su vida y con su sangre en un día como hoy y en todos los tiempos.
El segundo hecho histórico que quiero recordar que ayer 15 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de la Democracia. Ello es así porque lo estableció la Asamblea de las Naciones Unidas, ya que en esa fecha en 1997 la Unión Parlamentaria, a propuesta de Corazón Aquino, adoptó la Declaración Universal de la Democracia, que entre sus postulados establece, creo que es el punto 7, que la democracia se funda en la primacía de la ley y el ejercicio de los derechos humanos. Nadie está sobre la ley y todos son iguales ante la ley, entre otras cosas que dice tan bella declaración.
Y el tercer hecho que quería recordar en esta introducción es algo reciente, hace diez días. Y es casi esa asonada policial con la cual detrás de un reclamo legítimo de recomposición salarial las fuerzas de seguridad bonaerenses, armados, con móviles policiales y en una actitud golpista y desestabilizante con un gobierno popular cercaron la residencia de la gobernación de la provincia y la quinta presidencial de Olivos. Son las mismas fuerzas de seguridad que no le reclamaron jamás ni a Vidal ni a Macri, que les congeló sus salarios, son las mismas fuerzas de seguridad investigadas por Facundo Castro, las mismas fuerzas responsables de la muerte de Kosteki y Santillán en los levantamientos de 2001 y 2002 y son los mismos que en estos últimos cuatro años nos reprimieron a los trabajadores cuando protestábamos contra el gobierno neoliberal.
Hecha esta introducción, con estos tres hechos que quería recordar, quiero adentrarme en la convocatoria que es el desafío del sindicalismo y el proyecto nacional. Con estos antecedentes que acabo de mencionar creo que el primer desafío del movimiento obrero es defender la democracia. Defender el interés nacional y transitar un camino de unidad de los sectores populares para que la derecha reaccionaria, desestabilizante y golpista no sea nunca más una alternativa y nos gane una elección en la Argentina como las que nos ganó Mauricio Macri hace casi cinco años.
Nuestro país, desde el surgimiento de sectores populares en la vida política que llegaron al poder después de la Ley Sáenz Peña ha padecido el enfrentamiento como herramienta de construcción política y es ahí cuando los sectores del poder económico, la hegemonía de algunos medios de comunicación logran generar divisiones que la traducen en términos personales y no en términos de discusión y proyectos políticos.
De ello da cuenta la historia yrigoyenista y anti personalista, peronista o antiperonista con el advenimiento de Juan Domingo Perón en el escenario político argentino, kirchneristas o anti kirchneristas en los tiempos contemporáneos. Lo que es peor, o mucho peor, es que muchos compañeros y correligionarios hemos terminado comprando esa discusión que instaló la derecha en la Argentina a través de los factores de poder especialmente los poderes hegemónicos.
Entonces, como segundo desafío, es darnos cuenta que las antinomias del pasado y de los movimientos populares no deben ser el futuro de la Argentina y que desde esa concepción de unidad que se expresó en el Frente de Todos en la última elección se debe procurar la defensa de los intereses nacionales.
Lo que hay que instalar en realidad, es que la grieta no es en términos personales. Hay grieta en la Argentina que se estableció el 9 de julio de 1916 cuando se declaró la Independencia y es entre quienes quieren oprimir al pueblo y entre quienes luchamos para que esa opresión no se concrete.
Claro está que el movimiento obrero en estos tiempos tiene un papel fundamental en el proyecto nacional. Es por definición que conduce a los trabajadores. Y que desde esa fortaleza tiene que sostener a un gobierno popular y también está llamado a cumplir con un mandato histórico que es una deuda a su vez desde el advenimiento de la democracia en el 83 en adelante que es la construcción de un programa que exprese con absoluta claridad cuál es la posición y la propuesta del movimiento obrero en cada tema de interés nacional.
No podemos agotarnos en lo meramente reivindicativo. Siempre nos han querido limitar y arrinconarnos a discutir salarios y el empleo. Y está bien que así lo hagamos, por eso nos votan los compañeros y nos piden que los representemos. Si tuvimos suerte en algún momento de tener un gobierno amigo ese radio de acción lo pudimos expandir a discutir algún nuevo derecho laboral.
El movimiento obrero cuenta entre sus filas a compañeras y compañeros muy capaces en todas las actividades como para elaborar una propuesta de gobierno. Sino la agenda del país la terminan marcando las corporaciones y nosotros sólo terminamos siendo fuerzas de choque a favor o en contra de las políticas y creo que no es el lugar en el que tendríamos que estar, desde el lugar de la representación de los trabajadores, desde el lugar de tener un programa propio cuando logremos constituirlo y de contar con mujeres y hombres capaces en nuestras filas nosotros debemos reclamar participación en las decisiones del gobierno y espacios en las estructuras de poder, ya sea en el Congreso de la Nación o en las estructuras del Estado cuando nos toca ser gobierno.
En lo inmediato y analizando lo que me planteaba Pedro al principio como vamos a transitar esta pandemia o lo que nos ha cambiado a nosotros en Argentina y en el mundo, analizando el ahora es necesario y menester salir de esta pandemia y debemos hacerlo en estos momentos duros en lo sanitario como en lo económico hemos tenido un Estado presente, ya sea cuidando la salud de los argentinos y tomando medidas al respecto, ya sea cuidando el empleo, ayudando a pagar salarios a través de los ATP, o de ayuda a los sectores más desprotegidos de la sociedad o de ayuda a través del IFE a los sectores independientes o monotributistas que claramente eran parte de la pobreza y el desempleo escondido detrás de la figura del monotributo.
En lo sanitario transitamos con un Estado presente porque hubo que reconstruir un sistema sanitario aniquilado por el gobierno de Macri que limitó inclusive al rango de Secretaría al Ministerio de Salud y muy principalmente aniquilado por el gobierno de Vidal. Se han duplicado las camas y asistencias en terapias intensivas que de no haberse hecho hoy nos estaríamos debatiendo entre quién puede tener derecho a vivir y tener un respirador y quién no. La respuesta sanitaria permitió que no colapse ese sistema y no tenga que recurrirse a lo que llaman bioética en el esquema sanitario que es determinar de acuerdo a edad, padecimientos y demás quién puede recibir asistencia médica en un sistema colapsado y quién debe morir, que es la discusión que tuvieron que atravesar algunos países europeos como Italia, España en imágenes casi dantescas que veíamos en videos, donde veíamos cientos de camillas en los pasillos de personas que terminaban muriendo en la más absoluta ignominia por parte de las políticas de Estado en materia de salud.
En lo económico también hemos transitado desde un Estado presente. Más de dos millones de trabajadores pueden cobrar su salario gracias a la ayuda del Estado. Sumemos a eso los casi 17 millones de compatriotas que reciben a través de pensiones, jubilaciones, AUH, algún tipo de beneficio de la seguridad social y por último también la ayuda que brinda el Estado para que cobren casi 8 millones de argentinos que tenían alguna actividad que cobren algún tipo de ayuda en este momento. .
Seguramente hay una etapa de reconstrucción en la que el movimiento obrero va a tener que librar una gran discusión y a veces contradictoria, que va a ser la gran discusión de los tiempos por venir que es la negociación colectiva y como se reencamina, se reencauza la pérdida del poder adquisitivo, por un lado, de lo que significa la discusión salarial dentro de la Convención Colectiva de Trabajo y a su vez la discusión que planteaba Pedro en el inicio que era estas nuevas formas de trabajo con el avance tecnológico y el impacto que van a tener en las formas de producción, empleos y servicios. Tenemos que trabajarlo fuertemente para que ese avance tecnológico no sea sinónimo de pérdida de empleo, de pérdida de derechos o de tercerizaciones y precarización laboral.
Celebro que los compañeros, nuestros dirigentes sindicales, hayan podido dar la discusión con éxito en el parlamento argentino de la Ley de teletrabajo. Lo digo si alguien me raspa en lo más puro de mi fibra va a encontrar que no estoy de acuerdo con el teletrabajo, porque despersonaliza al trabajador, porque le quita la posibilidad de progreso de interacción con sus compañeros de trabajo, porque desde el punto de vista de sindicalismo limita la capacidad de acción sindical cuando no tenemos a los compañeros dentro de la estructura organizacional de una empresa y podemos hablar en una asamblea, pero claro está es que vino para instalarse y quedarse y si no tiene reglamentación, si no tiene participación del sector sindical seguramente el sector empresario va a hacer lo que quiera.
El sector empresario y mucho de los constitucionalistas liberales argentinos tienen el concepto que todo lo que no está prohibido por la ley está permitido. Y si no tenemos en la ley un marco normativo para el teletrabajo estará permitido todo lo que ellos quieran, salvo que la fuerza sindical pueda torcer esa voluntad del sector empresario. Y la fuerza sindical la va a conseguir seguramente aquellos sindicatos con algo de poder en materia de discusión con el sector empresario. Pero cuántas pequeñas empresas argentinas existen que la fuerza sindical no pueda compararse con el poder del capital y del sector empresario.
Por eso que se haya establecido un principio de reversibilidad en la Ley del teletrabajo que significa que el trabajador puede decidir volver a su sitio físico de trabajo es de suma importancia. Que la ley establezca con muchísima claridad el principio de voluntariedad, es decir, sólo hará teletrabajo aquél que voluntariamente decida hacerlo es de un progreso notable en relación con lo que está pasando en el mundo. Que esta ley establezca que las herramientas de trabajo y los sistemas de trabajo y los gastos que ocasiona el teletrabajo deben ser provistos por el sector empresario también tiene una fuerte incidencia en lo que vaya a pasar en relación de lo que está pasando en otros países del mundo. Y también es abarcativo de un principio que se denomina desconexión digital.
Hoy tuve una conferencia con UNI Américas Finanzas, que me toca presidir, que es la internacional a la que pertenecemos los bancarios, y esa reunión se hizo con todos los países de América esta mañana. Y el reclamo de todos los países, de todos los sindicatos bancarios de América eran precisamente que todas estas cuestiones no existen, principalmente el derecho a la desconexión que prevé a ley argentina que es que cualquier trabajador, finalizado su horario de trabajo, puede desconectarse y no tiene el sector patronal derecho a inmiscuirse fuera de ese horario en la vida privada de ese trabajador para darle órdenes o trabajo fuera de su horario de trabajo.
Seguramente hay que librar una primera y fundamental batalla, en esto que planteaba Pedro de las nuevas formas de trabajo de lo que se viene después de la pandemia. Y para tener éxito en esa primera batalla es discutir desde qué lugar se transita y desde qué lugar se sale de la pandemia.
Hemos dicho que en la Argentina hemos tenido la posibilidad de un gobierno que ha transitado desde un Estado presente la pandemia. Pero también es importante discutir desde qué lugar se sale de la pandemia. La gran discusión que nos debe la política, en la cual los trabajadores tenemos que ser protagonistas, es neoliberalismo o Estado presente. Esa es la discusión de los tiempos que se avecinan en función de lo que va a pasar en la cuestión laboral.
Seguramente el capitalismo va a tratar que la salida sea por vía de sus viejas, anacrónicas y fracasadas recetas. Esas que todos conocemos y podríamos resumirlas, enumerarlas rápidamente que van a buscar reducir costos, es decir la caída de los ingresos de los trabajadores, flexibilizar para contratar y despedir, lo que va a generar mayor desempleo, flexibilización laboral para reducir derechos laborales, tercerizaciones, para abaratar costos laborales, reducción de contribuciones patronales al fisco y principalmente a la seguridad social, externalización de servicios hacia paraísos fiscales o hacia países donde no existen prácticamente derechos laborales. Todo ello, ya sabemos, tiene un impacto, no sólo en el nivel de empleo sino también en mayor precarización laboral, en aumento de la informalidad y en pérdida de derechos. Por eso la salida debe ser y transitarse y la salida de la pandemia debe ser desde un Estado presente.
El otro día leía en un diario muy afín al pensamiento liberal, en un portal que es Infobae, un artículo que hacía referencia al empleo en Argentina y al costo laboral que generaba a las empresas los derechos laborales que tenemos los trabajadores. Lo ato con esta salida que va a buscar el neoliberalismo. La nota desarrollaba la poca disposición de los abogados laboralistas y de los dirigentes sindicales a discutir cambios en la legislación que flexibilizara la posibilidad de contratar y despedir trabajadores, de flexibilizar sus condiciones de trabajo para mejorar, según ellos, la generación de empleo en la Argentina. Fiel al estilo edulcorado de las propuestas que suele hacer este periodismo de tinte liberal culminaba la nota diciendo porqué no le dan una posibilidad a la reforma laboral de ser debatida en el Congreso. Paralelamente se discutía otra cosa en el Congreso que era la reforma judicial. Y la miscelánea que quería aportar en este debate es la paradoja que esos mismos medios le nieguen la posibilidad de la reforma judicial al oficialismo que ganó las elecciones por amplia mayoría el año pasado, porque son esos medios que han alentado criminalmente a la gente que salga a la calle a expresarse en contra de la reforma judicial en medio de una pandemia donde se infecta gente, se muere gente, y donde el Estado presente que tenemos hoy en Argentina hace esfuerzos notables para dar respuestas a los que están en los hospitales para que todos los enfermos puedan tener la asistencia médica que merecen, pero por otro lado ellos dicen hay que darle posibilidades a la reforma laboral. Y por otro lado dicen a la reforma judicial no. ¿Por qué? Porque son los medios hegemónicos que durante años, y el poder económico que esos medios generan los que han instalado en la Argentina una justicia que tiende a perseguir opositores, que tiende a encarcelar opositores y que tiende principalmente a criminalizar la protesta social. Vaya paradoja, que por un lado piden oportunidad de tratamiento de una reforma, pero por otro lado dicen reforma judicial no.
Bueno, yo quisiera acompañar al debate algunas situaciones de la actualidad en la Argentina, más allá del teletrabajo. Quisiera hacer referencia a la necesaria e imprescindible aprobación que tiene que tener en el parlamento argentino el impuesto a las grandes fortunas. Creo que es una decisión acertada que el gobierno que nosotros hemos ayudado a instalar en el poder que se discuta y se dé esta discusión. No puede ser que pretendan que la solidaridad surja del que no tiene para ser solidario porque ha perdido su empleo, porque ha perdido su vivienda, porque ha perdido absolutamente todo y que sea la discusión el plato de arroz y el pan que tiene que darle el Estado a esos trabajadores y que desde ese lugar pretendan que exista solidaridad.
La solidaridad tienen que expresarla los que más han ganado todo este tiempo en la Argentina y son los sectores más poderosos. Por eso suscribo que ante la falta de esa solidaridad que expresan esos sectores, que en lugar de acompañar a sus trabajadores que los acompañaron en el engrandecimiento de sus empresas terminan pidiendo también ATP, caso Techint, caso Magnetto, creo que tiene que haber una ley que los obligue a ser solidarios y esa ley es precisamente la que empieza a tratarse en el Congreso de la Nación.
Fíjense hasta dónde la urticaria que le da que le saquen plata, protestan y nos tiran a la sociedad en contra disfrazada de otros conflictos que no existen y generan ellos a través de los medios para que la sociedad rechace un gobierno que en el fondo lo que les está quitando son los privilegios que han tenido toda la vida estos sectores de la economía concentrada y que han hecho pingües ganancias a costa del sacrificio y también de la sangre de los trabajadores, porque muchas de esas empresas, entre ellas Vicentin, marcaba y señalaba trabajadores en la época de la dictadura militar que eran delegados sindicales, delegados de fábricas, delegados obreros, estudiantes y militantes y dirigentes del movimiento popular para que sus privilegios no fueran afectados.
Vivimos en una democracia y que entiendan definitivamente que hay un poder político construido desde la pluralidad ideológica de los dieciséis partidos que integran el Frente de Todos y desde la pluralidad de representaciones sindicales, de movimientos sociales, de la política, de los artistas, de los científicos, que ha decidido que en la Argentina el debate es democrático y lo vamos a dar desde el Parlamento, para que esta vez que no tienen el poder militar por detrás no tengan la posibilidad de un golpe para hacer desaparecer, torturar y exiliar a compañeros que estén dispuestos dar esta discusión. Celebro que ésta sea la discusión en el Congreso y quería hacer hincapié en eso.
Han instalado ahora, más allá de las noticias del dólar hace unas 24 hs., que las políticas del gobierno logran el único cometido de que las grandes empresas e inversores cierran sus puertas. Y citan como ejemplo cuatro sucursales de Falabella que van a cerrar en Argentina y le agregan el componente que Latam ya canceló parte de sus operaciones, la de pasajeros, porque la de carga y descarga no las ha cancelado y que esto es lo que logra el gobierno con sus políticas.
La mayoría de Uds. son de San Martín. Uno de los economistas de la Bancaria, que es de San Martín, que quiero y respeto mucho que es Hernán Letcher que junto con los compañeros del CEPA son parte del equipo económico de la Asociación Bancaria, hicieron un trabajo espléndido que me dieron ayer.
Cuando uno toma como referencia las quiebras en Argentina en el 2016 quebraron 773 empresas; 2017, 842 empresas; 2018, 968 empresas y 2019, fin del mandato de Macri quebraron 1069 empresas. 38% crecieron los concursos de quiebra en los cuatro años de Macri. Esta es una muestra que hicieron sobre Capital Federal, Pcias. de Buenos Aires, y Córdoba.
¿Saben cuánto es el desastroso gobierno que ellos dicen y que empujan que las empresas se vayan, cierren? En el marco de una pandemia que vivimos, con un aislamiento social tan fuerte como hemos vivido los argentinos para cuidar a los argentinos, en el primer trimestre del 2020 solamente 101 empresas presentaron su pedido de quiebra. Y en lo que va del segundo semestre solamente 19. Quiere decir, 120 empresas y estamos transitando la segunda quincena del mes 9 del año 2020. El 12% de las empresas que quebraron en un año pleno de la economía bajo el gobierno de Mauricio Macri.
Un segundo dato revelador como operan los medios y el poder económico para tener una actitud destituyente y desestabilizante del gobierno del Frente de Todos es el que hizo Hernán, Julia Strada y los compañeros del CEPA sobre los concursos preventivos. Mismo período de tiempo, mismo lugar. 2016, 285 pedidos de concurso; 2017, 336 pedidos de concurso; 2018, 490 pedidos de concurso; 2019, 650 pedidos de concurso. Ergo, crecimiento durante el gobierno de Macri entre su primero y último año el 130% crecieron los concursos.
¿Saben cuántos concursos se han ocasionado con este gobierno anticapitalista, que cierra empresas según ellos? 9 concursos en el primer semestre del año, 24 concursos de lo que va de este segundo semestre, 33 concursos, es decir el 5% de los concursos del último gobierno de Macri.
Así es como se instala en la sociedad cualquier tema porque lo que en el fondo lo que esconde el poder económico sustentado por la difusión que le dan los medios hegemónicos es generar un gobierno y un descontento típico de formadores de opinión de lo que fue el golpe de la Revolución Libertadora en el 55, el golpe en el 76, el mismo golpe que se inicia el 6 de septiembre del 30 que derrocan al primer gobierno popular que es el de Yrigoyen y cada vez que hubo un golpe en Argentina contra un gobierno popular. Porque siempre son las mismas consignas y las mismas palabras: corrupción, no quieren que las empresas funcionen, entre otras cosas excesivos derechos laborales, siempre las mismas consignas.
Doy un ejemplo de lo que acabo de decir. Fíjense lo que acabo de decir. Cada vez que hubo algún movimiento en contra de los intereses del capital concentrado hubo algún movimiento de estas marchas “espontáneas” convocadas por las redes que son muy fuertemente alentadas desde los medios de comunicación. Medios de comunicación que tienen la hipocresía de hablar de los muertos que ocasiona la pandemia, darse vuelta y en el mismo panel otro panelista arranca diciendo que hay que abrir la economía, que los muertos iban a pasar igual, etc., etc.
Fíjense dónde están los puntos altos donde supuestamente existen estas movilizaciones populares en contra del gobierno, estos banderazos que se han apropiado de la bandera Argentina y lo único que hacen es teñirla de odio cada vez que salen.
El primer efecto fuerte es cuando se hace el anuncio, ni siquiera el proyecto, que lo va a ver al Presidente Máximo Kirchner y Carlos Heller para decirle que van a plantear un impuesto temporal a las grandes fortunas. Ahí aparece la primera marcha y dicen que es porque la gente quería salir a la calle cansada de la cuarentena.
La segunda marcha que se produce es cuando el gobierno saca un decreto para expropiar a Vicentin por las deudas que tenía con la banca pública nacional y porque ha dejado de pagarle, en el caso de la Algodonera Avellaneda y a los cerealeros. Esa es la del 17 de agosto. El gran banderazo en defensa de la libertad, en defensa de la propiedad privada. Otra vez afectado el poder de los poderosos y otras vez los medios alentando la desestabilización.
Luego aparecieron nuevamente cuando se trataba la Ley de teletrabajo, una presión muy fuerte por parte principalmente por los empresarios de AEA para que esa ley no saliera. Porque en el medio de la pandemia la Argentina estaba dando el ejemplo que discutía en la pandemia generando derechos para los trabajadores. Y ahí nuevamente aparecen por las calles las banderas argentinas teñidas de odio, infladas esas movilizaciones por parte de los medios de comunicación.
Otra gran protesta, con quema de barbijos incluida, todas estas cosas alocadas que hace la derecha, cuando el gobierno decide por decreto que pasa a ser servicio público la telefonía, el cable e internet. Claro está que son los medios de comunicación, principalmente el grupo Clarín los dueños de esos medios que concentran la opinión y lo único que buscan es mantener sus privilegios. Otra nueva movilización que fue la de 9 de julio.
Y la más reciente fue hace unos días que fue cuando se empezó a tratar en el Congreso el tratamiento a las grandes fortunas.
Entonces el gran desafío del movimiento obrero es el debate que tenemos que dar con los compañeros. En principio para defender la democracia. Segundo para lograr la unidad necesaria de todos los sectores populares y demostrar que de un lado estamos los que queremos un país con inclusión social, con justicia social, en donde la opinión de los que menos tienen valga y sea preponderante una acción del Estado para sacar de la pobreza a la gente y del otro lado están ellos con sus viejas y anacrónicas consignas que llevaron a la concentración económica de este país a través de imponer modelos neoliberales, incluso en algunos gobiernos democráticos y por sobre todo en las dictaduras militares, particularmente en la más sangrienta que fue la del 76.
El desafío del movimiento obrero es construir un programa que exprese con claridad lo que piensa en todas las materias. Yo quiero que a mí me diga qué vamos a hacer con la industria petrolera los compañeros de la Federación Petrolera, el Cro. Milla, los compañeros delegados y no que me lo diga Aranguren que es representante de Shell.
Quisiera que un compañero bancario dijera qué hay que hacer con las finanzas y no lo diga el ex Ministro de Economía que era el representante del J.P. Morgan.
Quisiera que en materia energética me lo pudiera decir los compañeros del sindicato energético y no me lo diga Milei. Que en materia de educación me lo dijeran los compañeros que están conmigo dentro de la Corriente Federal o el Cro. Baradel, o el Cro. Felman, los compañeros de Sadop y no que me lo digan desde el colegio Newman.
El movimiento obrero tenemos la obligación de construir ese programa, que inclusive nos facilita a quiénes vamos a apoyar en una elección y no ser parte de una diatriba de los medios de difusión cuando dicen, una rosca peronista, la mayoría de los sindicatos son peronistas. No, apoyamos a quien exprese las ideas que el movimiento obrero tiene y seguramente será un peronista, o será alguna persona del espacio progresista, a quien terminemos acompañando y será por las ideas y no por la rosca política, por la cercanía o por los cargos que nos puedan dar.
Creo que el movimiento obrero tiene que dar la discusión necesaria en este tiempo de pandemia que salida de la crisis sanitaria no deben ser los trabajadores quienes pagan precisamente el ajuste que va a significar o va a querer el modelo neoliberal y tenemos la obligación de convencer a nuestros compañeros de que el que está al lado de un trabajador, a veces confundido, a veces por convicción y hay que convencerlo de lo contrario, expresa quizá una idea distinta, pero hay que sumarlo a este lado. Porque no alcanza sólo con enfrentarlo, hay que tratar de sumar la mayor cantidad posible, cosa de dejarlos bien en un rinconcito y demostrar que son los 12 mil que tienen que pagar este impuesto a las grandes fortunas, los 12 mil que quieren condicionar a los 45 millones de argentinos que estamos del otro lado.
Sé que son tiempos difíciles, porque pertenecemos a un espacio político que es el Frente de Todos, cuyo principal capital es la calle, es ganar la calle, para protestar, para presionar o para defender un gobierno y que producto de la imposición del aislamiento obligatorio hoy estamos limitados en expresar nuestro apoyo a las políticas del gobierno, por eso parece que cuando ellos salen con las banderas son muchísimos, pero vuelvo a decirlo, son los 12 mil que tienen que pagar el impuesto a las grandes fortunas y algunos confundidos que los van a acompañar y que también pertenecen a veces a la clase trabajadora.
Por eso, no tengo dudas que finalizado el proceso de aislamiento obligatorio nosotros tenemos que convocar obligatoriamente desde el movimiento obrero y desde ahí traccionar a las fuerzas políticas y sociales a que hagamos la gran movilización de apoyo a las políticas de gobierno desde el primer día que se levante el aislamiento social y obligatorio que ha impuesto la autoridad sanitaria en la Argentina.
Cuando nos multipliquemos por millones defendiendo al gobierno habremos dado una muestra categórica de que no estamos dispuestos a resignar el espacio de la calle porque la calle nos pertenece. A ellos les pertenecen las cuentas bancarias donde tienen cientos de millones de dólares y han querido condicionar siempre a los gobiernos populares.
Muchas gracias compañeros”.