La Constitución Nacional de 1949 fue una de las primeras constituciones sociales del mundo y la primera de la República Argentina.
Tras su reforma del 11 de marzo, el 16 de ese mismo mes el presidente Juan Domingo Perón prestó juramento por la nueva Constitución Nacional en un hecho que significaría el intento de cambio político y jurídico más importante de modernizar el Estado y el sistema cultural argentino.
Después de casi un siglo de hegemonía de la Carta Magna liberal sancionada en 1853, el nuevo texto colocaba en el centro del orden jurídico a la persona humana y remarcaba las obligaciones del Estado en materia de derechos sociales, lo que incluía un rol activo en el desarrollo económico de la nación y con un papel regulador y distributivo.
Significaba el acto de modernización más profundo del Estado Nación en su historia reciente. Y la cristalización de la incorporación de nuevos sectores sociales a la vida política argentina, a través de un articulado que contemplaba la elección directa del presidente de la República, la universalización y regionalización de la enseñanza gratuita, la promoción de la cultura, la previsión social, el derecho del trabajador, la familia, la ancianidad, la infancia, entre otros derechos políticos, sociales y económicos.
Sin embargo, su influencia persistió apenas seis años. Un simple decreto de una dictadura militar echó por tierra el proceso de reforma constitucional más democrático de la historia argentina hasta la Asamblea Constituyente de 1994. Un simple decreto dejó sin efecto el resultado de un proceso que incluyó elecciones libres de legisladores constituyentes, la labor de varias comisiones de trabajo, más de una docena de sesiones y un texto que fue presentado en forma definitiva el 11 de marzo de 1949, de los que se cumplieron exactamente 76 años.
Fuente: Caras y Caretas