El 26 de noviembre de 1931 nació en Buenos Aires Adolfo Pérez Esquivel, artista y pacifista que se dedicó a la escultura además de ser profesor de arte en la Universidad de La Plata por 25 años. Es uno de los cinco argentinos que recibieron un Premio Nobel, junto con Carlos Saavedra Lamas, también de la Paz; Bernardo Houssay; Luis Leloir y César Milstein.
Estudió arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, y a partir de 1971 comenzó a involucrarse en los movimientos por la paz y la no violencia.
En 1973 fundó el periódico “Paz y Justicia” y dos años más tarde participó en la creación de la “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos”. En esa época, comenzó a viajar al exterior para defender los derechos de las comunidades indígenas latinoamericanas y los movimientos obreros, entre otros colectivos sociales.
Por sus ideales, la dictadura militar lo persiguió y en 1977 fue detenido en el Departamento Central de la Policía Federal al renovar su pasaporte.
Estuvo secuestrado y fue torturado en el centro clandestino denominado “Coordinación Federal”, un lúgubre edificio ubicado a una cuadra del sitio donde lo detuvieron.
En ese lapso, sobrevivió a uno de los tristemente célebres “vuelos de la muerte”: sobrevoló el Río de la Plata por dos horas hasta que el piloto militar recibió la orden de dirigirse a la base aérea de Morón.
El último año de reclusión los pasó tras las rejas de la Unidad Penal N° 9 de La Plata, hasta que lo liberaron dos días antes de la final del Mundial ‘78. Mientras estuvo privado de su libertad, recibió el Premio Memorial Juan XXIII otorgado por la Pax Cristi Internacional.
El 13 de octubre de 1980 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz por su militancia por los Derechos Humanos. Al momento de agradecer la distinción, Pérez Esquivel declaró: “Quiero hacerlo en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios. En nombre de ellos, de mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”.
Fuente: Argentina.gob.ar