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Se cumplen 39 años de la histórica movilización a la Plaza de Mayo convocada por la CGT Brasil contra la Dictadura Cívico Militar. Era denominada “Brasil” por la calle donde tenía su sede, para diferenciarla de la llamada por la prensa “Azopardo” donde anidaban dirigentes colaboracionistas. La encabezaba el dirigente cervecero Saúl Ubaldini. Esta vez a la consigna PAZ, PAN y TRABAJO, se sumó un no casual LUCHE y SE VAN, calificando la situación que se vivía.

Ese hecho histórico, lejos de constituir un hecho aislado, fue continuidad de una resistencia que aún en la debilidad y bajo una feroz represión siempre existió durante el período 1976/1983. Sus antecedentes fueron desde anónimos episodios de resistencia sindical hasta significativas huelgas en distintas actividades, el paro general del 27 de abril de 1979, el del 22 de Julio de 1981, la participación en la conmemoración religiosa de San Cayetano con esa consigna por el trabajo y la paz, que se trataban de tapar con la complicidad de los grandes medios de prensa. Fueron miles los dirigentes, delegados y militantes populares detenidos desaparecidos, encarcelados, perseguidos o despedidos, para impedir respuestas organizadas de los trabajadores a la dictadura genocida con la que se sostenía una política económica a favor de los sectores económicos más poderosos y la especulación financiera, a costa de los derechos de los trabajadores.

Al grito de “se va a acabar, se va a acabar la Dictadura Militar” desde temprano se configuró, ese 30 de marzo, la columna en Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar a la Plaza. La ciudad como otras en el resto del país amaneció con las fuerzas de seguridad desplegadas. Hubo tres horas de enfrentamientos con los represores y luego focos de resistencia hasta la tarde. Se sumaron movilizaciones, todas reprimidas, en Rosario, Mar del Plata, Tucumán y Mendoza. En esta última la gendarmería baleó a los manifestantes que entonaban nuestro Himno Nacional y asesinó al obrero textil JOSÉ BENEDICTO ORTIZ. Hubo en esa jornada más de tres mil detenidos y centenares de heridos, fueron encarcelados una vez más los dirigentes convocantes.

Pero a partir de ese día el régimen ya no sería igual. Horas después se iniciaría la Guerra de Malvinas con el desembarco del 2 de abril en nuestras islas. Estos dos acontecimientos  –a menudo presentados como disociados entre sí– ofrecen un mismo testimonio  sobre el compromiso del movimiento sindical en las luchas por la recuperación de la Democracia, la Soberanía Popular y la Soberanía Territorial. 

Ambos hechos nos pusieron a prueba. Los trabajadores, que somos la Patria, no nos equivocamos. Sin arriar las Banderas de la lucha, contra la Dictadura, por la Soberanía del Pueblo, no dudamos en nuestro compromiso de siempre con la Soberanía Nacional. Lo hicimos a pesar de esa decisión irresponsable – aventurada como la calificó la Comisión de Evaluación de Responsabilidades designada por las propias FFAA encabezada por el Tte. General Benjamín Rattenbach- con la que se pretendió superar, buscando “legitimidad”, el curso de los acontecimientos desde hacía tiempo desfavorable para los genocidas, con esa irrenunciable causa de las y los argentinos.

Entonces hubo que enfrentar la terrible contradicción que latía en ese acto: el carácter ilegítimo del régimen asesino y la legítima causa de la soberanía territorial que estaba en juego.

Así como se sostuvo Dictadura No, se manifestó Malvinas Si. Ni la Dictadura ni los ingleses.

Quienes se movilizaron exponiendo su vida aquel 30 de marzo, como José Benedicto Ortiz, y luego sostuvieron coherentes la causa de Malvinas tenían razón. No los olvidamos y les tributamos este emocionado ejercicio de memoria.

Buenos Aires 30 de marzo de 2021.

Secretariado General Nacional de la Asociación Bancaria

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