Felipe Vallese era un joven obrero metalúrgico, Delegado de TEA (Trafilación y Esmaltación de Alambre), que cumplía el turno noche en la calle Caracas 940.
En abril de 1959, en una Asamblea de Jóvenes en el Sindicato de Farmacia, había surgido una Mesa Directiva de la Juventud Peronista integrada por Gustavo y Pocho Rearte, Héctor Spina, Tito Bevilacqua, Tuti Ferrari y Felipe Vallese.
El 23 de agosto de 1962, salió de cacería una patrulla policial comandada por el oficial subinspector Juan Fiorillo. Iban tras Alberto Rearte y decidieron detener a Felipe Vallese, de 22 años, que era su amigo. Lo emboscaron en Canalejas 1776, a las 23.30 de la noche. Se defendió como pudo, se agarró a un árbol pero eran ocho hombres. Dicen algunos testigos que lo derribaron de un culatazo en la cabeza.
El itinerario del horror tuvo su primer escenario en la Comisaría 1º de San Martín y desde allí lo trasladaron al Destacamento de Villa Lynch. Todo indica que se les murió en la tortura.
Esa misma noche, se llevaron a las dos mujeres que cuidaban a su hijo de 3 años y a otras personas de la casa junto a tres niños. A ellos los devolvieron pero el cuerpo de Felipe Vallese jamás apareció.
En junio de 1963, La Fraternidad publicó una solicitada que titulaba “¿Puede desaparecer una persona?”.
Fiorillo apenas cumplió tres años de prisión, salió y se incorporó en 1974 a la Triple A. fue condenado por desaparición de personas durante la Dictadura militar, acusado, entre otros delitos, por el robo de Clara Anahi Mariani, que aún no aparece. Tuvo prisión domiciliaria porque estaba enfermo y murió al poco tiempo sin pagar ninguno de sus crímenes.
El secuestro y desaparición de Felipe Vallese dio comienzo al horror que significó el la Argentina el delito de desaparición de personas. Podemos decir que fue el primer desaparecido de nuestro país. Por la importancia de lo sucedido, el Salón de Actos de la CGT y la calle Canalejas hoy llevan su nombre.
Se cumplen 60 años de estos hechos trágicos y todavía nos preguntamos ¿Dónde está Felipe Vallese? Ese obrerito joven que tenía una vida por vivir, no pudo hacerlo pero su nombre fue y es bandera de lucha entre los trabajadores.
¡Gloria y honor a Felipe Vallese!
Fuente: Instituto Nacional Juan Domingo Perón