El 29 de julio de 1966, la dictadura del general Juan Carlos Onganía decretó la intervención de las universidades nacionales y ordenó reprimir a estudiantes y profesores que defendían la autonomía universitaria. Comenzó así una nefasta época de persecuciones, cesantías y renuncias en la Universidad de Buenos Aires, lo que desembocó en el mayor éxodo de científicos e investigadores argentinos en toda la historia. Se cumplen 57 años de “La Noche de los Bastones Largos”, que terminó con un saldo de 300 heridos y 400 detenidos.
La violencia en cinco facultades de la UBA en aquella noche fue feroz. Palos de la Guardia de Infantería de la Policía Federal contra profesores, estudiantes y no docentes que ocupaban los edificios en defensa de la autonomía y la libertad de cátedra. Palos a los que la recientemente instaurada dictadura militar de Onganía consideraba opositores.
El precio que pagó la Argentina por esa noche fue el más alto de su historia: entre despedidos y renunciantes fueron 700 los docentes que se alejaron de la universidad, muchos para seguir sus carreras en el extranjero.
Fuente: argentina.gob.ar