Este 7 de mayo se cumplen 104 años del nacimiento de Evita. No se la puede reducir a una fecha de nacimiento porque Eva renace y se multiplica todos los días en quienes luchan por una sociedad más justa y más igualitaria.
…Evita no fue una circunstancia producto del azar. Ser Evita fue una elección. Ella eligió ser Evita y todo lo que eso conllevaba: una lucha sin honores, porque nunca ocupó un cargo jerárquico. Una vida arrancada a jirones, porque dejó cuerpo y alma en su esfuerzo descomunal para que el pueblo argentino alcanzara una vida digna.
Eva es presente continuo y símbolo de una vocación. Es esa voz que nos llama a hacernos responsables por los demás, a que nos duela el dolor de los olvidados.
Elegir ser Evita fue también elegir la reivindicación de las mujeres, organizándolas políticamente no sólo para que pudieran votar, sino también para que pudieran ser votadas… La misión de las mujeres en la vida y en la política es “crear”, decía ella, no sacrificarse.
Elegir ser Evita, fue asumirse como creadora. Creadora de derechos: del derecho al voto y a la elección de las mujeres. De los derechos de la niñez y de la ancianidad. Creadora, también, de cuidados: del cuidado de la salud a través de la Escuela de Enfermeras y del tren sanitario que recorrió toda Argentina. Del cuidado de las olvidadas, a través de los hogares de tránsito para madres en situación de vulnerabilidad. Creadora de una nueva concepción política, horizontal y cercana, con la solidaridad como eje de todas sus acciones…
Cuando eligió ser Evita, Eva logró algo más, algo que no lo elige una o uno. Algo que elige solo el pueblo: que su nombre sea bandera, que su imagen sea inspiración para nuevas luchas y que su historia nos siga demandando hoy el compromiso para garantizar la justicia social en Argentina.
Fuente: Cristina Álvarez Rodríguez, ex ministra del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Presidenta ad honorem del Museo Evita y sobrina nieta de Evita