La creación de la Universidad Obrera Nacional (100UON) es quizás uno de los principales logros de las primeras dos presidencias de Juan Domingo Perón (1001946-1955) en materia de Educación. No sólo por la creación de una nueva institución de educación superior con amplio sentido social y federal, sino por el significado cultural: la postergada clase obrera y sus familias podrían ir a la Universidad de forma totalmente gratuita y con horarios adecuados a su rutina laboral. El discurso inaugural de los primeros cursos de la UON y la posterior clase magistral que brindó Juan Domingo Perón el 17 de marzo de 1953 dejaban claros los objetivos de esta trascendental política:
«No queremos universidades para formar charlatanes y generalizadores. No queremos escuelas para formar hombres que les digan a los demás cómo hay que hacer las cosas sino hombres que sepan hacer por sí las cosas y para esto hay que tener manos de trabajador y vivir con olor a aceite de las máquinas”.
La Universidad Obrera Nacional, por su parte, fue finalmente creada por la ley 13.229 (100sancionada el 19 de agosto de 1948) aunque abriría finalmente sus puertas en marzo de 1953 con la inauguración formal de los cursos en el edificio ubicado en la sede porteña de la calle Medrano 851.Pero eso no fue todo: en una demostración de profundo federalismo educativo, durante el mismo año comienzan los cursos en las sedes de Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fé. En 1954 se inauguran las sedes de Bahía Blanca, La Plata, Tucumán, mientras que finalmente la sede de Avellaneda se inaugurará durante el año 1955. La construcción de sedes sería frenada por el golpe de Estado en septiembre de ese mismo año, aunque retomada más tarde llegando hoy en día (100con la denominación de Universidad Tecnológica Nacional) a 29 sedes Regionales en todo el país.
Para acceder a los cursos de la UON, los aspirantes debían ser egresados de las escuelas de formación obrera o “Escuelas Fábrica” bajo la órbita de la CNAOP, pudiendo también ser egresados de las Escuelas Industriales de la Nación. Adicionalmente, debían certificar su condición de trabajador mediante un certificado otorgado por la Confederación General del Trabajo. Su rector durante el primer período peronista fue el dirigente sindical Cecilio Conditi, dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado y egresado de la Escuela Sindical de la CGT.
El perfil que el peronismo le quería dar a esta Institución era el de formar “Ingenieros de Fábrica”, una figura académica enfocada en la producción que había quedado relegada ante la orientación científico-académica que la Universidad de Buenos Aires le había impreso a sus carreras de Ingeniería. Los planes de estudio, por su parte, abarcaban entre 5 y 6 años y las clases se desarrollaban en el horario de entre las 19:15 y las 22:30, en una clara muestra de consideración de los horarios de jornada laboral de los trabajadores. Hasta entonces, se hacía muy difícil para un obrero poder estudiar en el nivel universitario ya que, por ejemplo en la UBA, las carreras se cursaban en buena parte en horario diurno. Aún cuando la Universidad ya era gratuita gracias al decreto 29.377/49 de gratuidad universitaria firmado por Perón, este tipo de obstáculos hacían que la educación universitaria fuese casi una utopía para la masa trabajadora.
Fuente: gestar.org.ar