A la sociedad argentina:
Los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla. Sentimos que los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación. Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos. La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse. Los intensivistas, que ya éramos pocos antes de la pandemia, hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes. Estas cuestiones deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos. Enfundados en los equipos de protección personal, apenas podemos respirar, hablar, comunicarnos entre nosotros. También tenemos que lamentar bajas, personal infectado y lamentablemente, fallecidos, colegas y amigos caídos que nos duelen, que nos desgarran tan profundamente.
Terminamos una guardia en una Unidad de Terapia Intensiva y salimos apresuradamente para otro trabajo. Necesitamos trabajar en más de un lugar para llegar a fin de mes. Por horas y horas de trabajo estresante, agotador, pese a ser profesionales altamente calificados y entrenados, ganamos sueldos increíblemente bajos, que dejan estupefactos a quienes escuchan cuál es nuestro salario. También nos entrenamos para lidiar con la muerte todos los días y le ganamos muchas veces. Aprendimos a ser resilientes.
Pero ahora sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos; encerrados en las Unidades de Terapias Intensivas con nuestros equipos de protección personal y con nuestros pacientes, sólo alentándonos entre nosotros. Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, la gente que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte! Porque nadie sabe cuándo el virus los infectará.
Sólo le pedimos a la sociedad que reflexione, y que cumpla con tres simples pero importantes medidas, recomendadas científicamente: distanciamiento social (permanecer a más de 1,5 metros), uso de tapabocas (cubriendo nariz y boca), lavado frecuente de manos (con agua y jabón o alcohol en gel), no aglomerarse, no hacer fiestas. ¡No desafiar a virus, porque el virus nos está ganando! Les suplicamos no salir si no es necesario. El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsados, el sistema de salud está al borde del colapso.
Nosotros queremos ganarle al virus. Necesitamos que la sociedad toda nos ayude porque no podemos solos. ¡Por favor, ayudanos, quedate en tu casa! Ayudanos a disminuir el ingreso de pacientes. No queremos que vos seas el próximo paciente en nuestra Terapia Intensiva.
SOCIEDAD ARGENTINA DE TERAPIA INTENSIVA
Personería Jurídica N° 2481
Dra. Rosa Reina
Presidente STI
Dr. Guillermo Chiappero
Vicepresidente SATI
Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) que nuelea a las siguientes filiales en todo el país: CABA-GBA, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires Norte, La Pampa, Mendoza, San Luis, San Juan, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Formosa, Jujuy, Salta, Tucumán, Chaco, Comahue-Neuquén, Golfo San Jorge, Tierra del Fuego, Trelew-Puerto Madryn, Río Negro, Río Gallegos, Rosario, Santa Fé, Entre Ríos, Misiones, Corrientes.