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1981 iba llegando a su fin, a pesar de la salvaje represión de la Dictadura, la resistencia sindical se fortalecía.

En lo económico-social, el salario real había caído abruptamente con la combinación de la liberación de precios y el congelamiento salarial. A fines de 1981, el salario real era casi la quinta parte de lo que había sido en 1974. La participación de los asalariados en el ingreso nacional pasó del 49% en 1975 al 32% en 1976. En lo social, la desocupación y la miseria acuciaban a sectores cada vez más vastos de la población.

Durante la dictadura cívico-militar producto del golpe del 24 de marzo de 1976, Saúl Ubaldini había participado del proceso que llevó a la unidad a varios sectores gremiales. Así lo hizo en la comisión de los 25 (sindicatos no intervenidos por la Dictadura ) que convocaría al primer paro general contra la dictadura el 27 de abril de 1979. Este proceso, y con los 25, como impulsores derivaría en la fundación de la CGT denominada Brasil, por la calle donde estaba su sede, en noviembre de 1980. Ubaldini fue su Secretario General, apadrinado por la comisión de los 25, dónde destacaban Roberto García ( Taxistas) , Ricardo Pérez (Camioneros) , Roberto Digón (Tabaco) entre otros,  y las 62 organizaciones Peronistas de Lorenzo Miguel. Este era el llamado por la prensa sindicalismo “confrontacionista”  pues era todo un desafío al régimen militar y su legislación de facto.

La CGT Brasil ya había convocado a una jornada de protesta el 22 de julio de 1981.

El 7 de noviembre la CGT Brasil, encabezada por Saúl Ubaldini –aunque no se restringió al ámbito sindical-, pudo concretar la primera movilización popular o “Marcha de Protesta” en contra de la dictadura: bajo el lema Paz, Pan y Trabajo convocó a marchar –por las calles de Liniers- desde el estadio de Vélez Sarsfield hasta la iglesia de San Cayetano (santo del trabajo de acuerdo a la religión católica). Fue multitudinaria.
Por primera vez se coreó masivamente una consigna que luego ganaría la calle: “Se va a acabar, la dictadura militar”. La represión no se hizo esperar. Pero se demostró que la central obrera se había convertido en el eje de la protesta nacional.