Un día como hoy, pero de 1806, el pueblo de Buenos Aires reconquistó la ciudad que estuvo en manos de los invasores ingleses por 46 días. Las fuerzas inglesas que venían de derrotar a los holandeses en el Cabo de Buena Esperanza (sur de África), se encontraban desde el 8 de junio de 1806 frente a las costas de la Banda Oriental, al mando del brigadier general William Carr Beresford y del comodoro Home Popham con la intención de invadir el Virreinato del Río de la Plata y romper el bloqueo comercial que mantenía su enemiga alianza francesa-española. Discutían qué ciudad invadir: Montevideo o Buenos Aires. La información de un espía escocés despejó sus dudas: en nuestra ciudad estaban depositados los caudales reales destinados a ser enviados a España. Ponen proa hacia Buenos Aires con 1640 soldados, media docena de oficiales y 12 navíos. El 24 de junio Beresford amagó un desembarco en la Ensenada de Barragán, abriendo fuego contra las fortificaciones pero fue rechazado. El 25 de junio pudieron desembarcar en las costas de Quilmes sin gran oposición. El 27 de junio llegan al Riachuelo, cruzan el Puente de Gálvez (hoy puente Pueyrredón) e ingresan a la ciudad por la “calle larga” (hoy Montes de Oca) hasta el Fuerte (actual Casa Rosada). El virrey Sobremonte ya había huido con destino a Córdoba, pero parando en Luján, con los caudales aludidos. Los ingleses ordenaron recuperar el dinero -acto ejecutado por los funcionarios y el residente estadounidense William Porter White antes que el virrey se fuera de Luján- con lo cual enviaron a Londres la suma de $1.338.000. Después, se recuperaron $130.000 adicionales; por lo que supongo que se lo habrían guardado esos buenos muchachos británicos…
No obstante que el obispo, el clero, los oficiales y funcionarios y una buena parte de las familias más adineradas de la ciudad rindieron pleitesía a los invasores, Buenos Aires no fue el Cabo de Buena Esperanza. La mayoría de sus habitantes desconfiaron, se enfrentaron a los ingleses y no tardaron en construir la resistencia. Vivían cerca de 40000 personas. El 66% eran españoles y criollos, 20% afrodescendientes, 10% mulatos y 5% mestizos y originarios. Mujeres y hombres en cantidades similares y las dos terceras partes menores de 50 años. En ese contexto, Santiago de Liniers organizó 1000 hombres en la Banda Oriental (entre los que se encontraba José Gervasio de Artigas) que cruzaron desde Colonia en una noche de sudestada. Juan Martín de Pueyrredón organizó las fuerzas provenientes de los fuertes de Chascomús, Salto, Rojas y Luján y a los paisanos de San Isidro, Pilar, Morón y Exaltación de la Cruz, entre los que estaba Martín Miguel de Güemes. Juan del Pino organizó el Batallón de Naturales, Pardos y Morenos de Infantería con 700 hombres. Todos tuvieron una particularidad: los soldados elegían a sus oficiales y éstos a sus jefes sin que afectara la disciplina que se necesitaba. Y Martín de Álzaga organizó una red clandestina que recababa información y saboteaba a los ingleses por toda la ciudad donde se destacó Manuela Pedraza, la Tucumanesa.
El 10 de agosto las tropas ingresaron a la ciudad por la Chacarita de los Colegiales, se dirigieron a los Corrales de Miserere (Plaza Once) desde donde le exigieron la rendición a Beresford en un término de 15 minutos. Los ingleses se negaron. La gente se sumaba a las fuerzas defensoras, especialmente los adolescentes y mujeres. La ciudad estaba sublevada. La noche del 11 de agosto, muchos soldados se filtraron, con el apoyo de sus habitantes, por las azoteas de las casas, tomaron el control de la Ranchería y llegaron a una o dos cuadras de la Plaza Mayor (Plaza de Mayo). Mientras tanto, la caballería al mando de Juan Martín de Pueyrredón, en una insólita maniobra, abordó y tomó en su poder el buque Justine (de 26 cañones) que había quedado varado por una gran bajamar y pretendía apoyar a los invasores desde el Rio de la Plata. Liniers derrotó a los ingleses en Retiro y avanzó desde allí por la actual calle Reconquista, Gutiérrez de la Concha por la actual San Martín, el coronel Pinedo por la actual Florida rodeando la actual Plaza de Mayo por la actual Bolívar, Rivadavia y Defensa y Pueyrredón con sus Húsares por la actual calle Moreno, donde derrotaron y arrebataron las banderas a los escoceses del Regimiento 71 de Highlanders y luego, por la actual Balcarce. Fue una mañana lluviosa y la lucha fue encarnizada. Pasado el mediodía, los ingleses refugiados en el Fuerte desplegaron la bandera blanca y la presión de la población obligó a la rendición inmediata. Liniers, saludó a Beresford, le devolvió su espada, ordenó que entregaran sus armas y que ingresaran a la prisión del Cabildo. Fue la primera derrota militar del imperio inglés en invasiones fuera de Europa (en 1807 volverían a ser derrotados en Buenos Aires). No tenían en sus cálculos enfrentarse a la unidad y la participación demostrada por un pueblo que no quería ser colonizado por Inglaterra. Su experiencia era otra. Llegaban, conquistaban y se quedaban. Poco después, María Mercedes González de Lavalle hizo acuñar una medalla que dice: “Pudiste sorprenderme, pero no vencerme”. Se puede ver en la Academia Nacional de Historia. Ciudad reconquistada por la voluntad de la mayoría urbana y de los paisanos del campo. De toda esa historia también venimos…
El 12 de agosto de 1821 se fundó la Universidad de Buenos Aires, a instancias del gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez. Pero esa es otra gran historia…