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El 13 de noviembre del 2003 el presidente Néstor Kirchner promulgaba la Ley 25844 que estableció el Día del Pensamiento Nacional en homenaje al natalicio de Arturo Jauretche un 13 de noviembre del  año 1901.

¿Cuánto le debemos a Arturo Jauretche? Es inmenso su aporte para el nacimiento y la construcción de un pensamiento nacional situado social, cultural y políticamente.

Jauretche toma –a lo largo de toda su vida– una a una las “verdades” sobre las que la elite oligárquica había construido su arquitectura cultural –que es, a la vez, parte de su arquitectura económico-social– y la desmonta y analiza para señalar en cada caso, su sentido colonial, y su objetivo de entrega de los recursos nacionales a la voracidad del gran capital foráneo y nacional.

“Civilización y barbarie”, la dupla sarmientina fundante del pensamiento “cipayo” es denunciado como lo que es: la falsa divisoria que las elites oligárquicas necesitaban para justificar el plan de construir una nación para un puñado de súper ricos y eliminar todos/as aquellos que podían estorbar en ese objetivo.

…Hay un proceso de décadas –nos dice don Arturo–  de “colonización pedagógica” que ha ido constituyendo un modo de ver y pensar el mundo desde afuera de la realidad nacional.

Y allí va Jauretche desmitificando el rol informador de la “gran prensa” para explicarnos –décadas antes de las fake news– porqué necesitan mentir los medios de prensa hegemónicos: la alianza entre el capital terrateniente, la gran prensa y el capital externo así lo exigen.

…Nuestras clases medias que se creen parte de una elite a la que no están invitadas –salvo cuando de atacar los procesos populares se trata– son descriptas entre la ironía y la tristeza en su afán por “pertenecer”.

Con Jauretche muchos/as comenzamos a pensar nacionalmente, y allí descubrimos que no estábamos solos:

Pensar nacionalmente es recuperar el pensamiento de San Martín, Bolívar, Artigas, Dorrego –para poner algunos ejemplos del período emancipador–; es recuperar a José Martí y Manuel Ugarte con su mirada latinoamericana como la de una sola “Patria Grande”; pensar nacionalmente es repasar los maravillosos textos del Raúl Scalabrini Ortiz cuando desnuda la naturaleza de la explotación británica en asociación con la elite terrateniente argentina; los discursos de Eva Perón al explicitar la dicotomía entre oligarquía y pueblo descamisado; es también repasar los escritos y la obra de ese presidente-estadista que fuera J.D. Perón e introducirse en las caracterizaciones histórico-políticas de Jhon William Cooke junto a la búsqueda del diálogo entre marxismo y perspectiva nacional de Juan José Hernández Arregui o Abelardo Ramos. Podríamos mencionar –por suerte– muchas y muchos otros pensadores nacionales, pero preferimos señalar en esta reseña que la  riqueza y profundidad de nuestro pensamiento nacional, va de la mano, siempre, de un proyecto político emancipador: es imposible desarrollar un pensamiento nacional que no entronque con un proyecto político nacional y popular.

…El pensamiento nacional y emancipatorio se nutre también de la palabra y la acción de nuestros líderes y lideresas políticos, sociales y sindicales: basta con releer los discursos y escritos de Perón, de Evita, de Raimundo Ongaro, de Héctor J Cámpora, de Néstor y Cristina Kirchner. Allí, en la palabra y las acciones de ellos/as y de tantos otros/as se va perfilando también un pensamiento nacional emancipatorio.

Fuente: Carlos Ciappina, Profesor Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata