Desde 2004, el 13 de noviembre se conmemora el Día del Pensamiento Nacional en homenaje al natalicio de Arturo Jauretche.
“Hasta 1930, el radicalismo yrigoyenista ha expresado, mal o bien, una posición nacional frente a la oligarquía liberal gobernante desde Caseros hasta su advenimiento al gobierno. La expresión ‘posición nacional’ admite bastante latitud, pero entendemos por tal una línea política que obliga a pensar y dirigir el destino del país en vinculación directa con los intereses de las masas populares, la afirmación de nuestra independencia política en el orden internacional y la aspiración de una realización económica sin sujeción a intereses imperiales dominantes. Esta posición no es una doctrina, sino el abecé, el planteo elemental y mínimo que requiere la realización de una nacionalidad, es decir, la afirmación de su ser”. Con esta definición, clara, sencilla, sin extravagancias, Arturo Jauretche definió el nacionalismo popular nacido al calor del Yrigoyenismo y templado en los años fraudulentos y contradictorios de la Década Infame y perfeccionado por los dos primeros gobiernos peronistas.
Polémico, astuto, agudo, punzante, irónico, Jauretche tiene bien ganado el título de “padre del pensamiento nacional”. Sus libros El Medio Pelo y el Manual de zonceras argentinas son, quizás, dos de las armas más efectivas para combatir uno de los principales defectos, según Jauretche, de la creación intelectual y del sentido común de los argentinos: los sedimentos de una mentalidad colonial que todavía hoy operan en el entramado de los debates nacionales.
Pero entre ambos libros el que merece un fiel desmenuzamiento es el medio porque en esas páginas, más allá de las categorizaciones ideológicas, Jauretche define lo que él considera la cuestión política, económica y cultural principal de la cuestión nacional: la ausencia de una clase dirigente con conciencia nacional.
En El medio Pelo analiza no solo las pautas de la clase media si no de la burguesía en ascenso que no cumplió su rol de modernizador de las estructuras económicas del país aliándose a sus adversarios “naturales” –la oligarquía agroexportadora- en vez de hacerlo con sus aliados obvios, el Estado intervencionista, protector e industrializador del Peronismo y las clases trabajadoras industriales.
Polemista agudo, burlón, heredero del estilo gauchipolítico del siglo XIX, Jauretche despliega sus armas contra los hacedores de la “intelligentzia” como denomina chuscamente a los intelectuales extranjerizados o colonizados como, siempre según su opinión, Ezequiel Martínez Estrada, Jorge Luis Borges y Julio Irazusta, uno de los hermanos fundadores del diario La Nueva República, entre otros. Nacido con el siglo XX, un día 13 de noviembre, atravesó como testigo y protagonista el siglo de los nacionalismos, y murió el 25 de mayo de 1974, cuando un gobierno que representaba sus ideas también llegaba a su ocaso. En vida sus libros fueron fundamentales en la formación de varias generaciones, tras su muerte, durante décadas, sus libros pasaron al olvido. Una dictadura militar y un largo periodo neoliberal conspiraron para que estos fueran poco editados y leídos. Hoy, por suerte, a 120 años exactos de su nacimiento, sus textos se convirtieron en clásicos y son celebrados por las nuevas generaciones.
Por Hernán Brienza
Publicado en Caras y Caretas