El 17 de noviembre de 1972, el general Juan Domingo Perón volvía a la Argentina tras 17 años de exilio, después del golpe de Estado que en 1955 lo había derrocado de la Presidencia. El peronismo recuerda esa fecha como un símbolo de la resistencia y la militancia, fortalecida por casi 20 años de proscripción.
«A pesar de mis años, un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la mejor buena voluntad, sin rencores que en mí no han sido habituales y con la firme decisión de servir, si ello es posible», había escrito Perón en una solicitada publicada el 7 de noviembre de ese año.
Días después, desde Roma, el fundador del principal movimiento político del país enviaba un mensaje dirigido a todo el pueblo peronista: «Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra».
El 17 de noviembre, en la que es considerada una de las movilizaciones más grandes de la historia argentina, una marea humana se movilizó para recibir a su líder. Bajo la lluvia, se lanzó a las calles para intentar llegar a Ezeiza. Treinta y cinco mil soldados del ejército, apoyados por la policía, cercaron el aeropuerto e hicieron imposible la llegada de los militantes.
Con la impotencia por la derrota que significaba su llegada, el gobierno de Lanusse retuvo a Perón en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente, cuando decidió liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López.
Permaneció en Buenos Aires solo 29 días y volvió a irse a España, de donde retornó definitivamente el 20 de junio de 1973, de la mano del presidente justicialista electo Héctor Cámpora, quien luego reuniciaría a su cargo para llamar a elecciones y permitirle a Perón acceder a su tercera y última Presidencia.
Perón triunfaría acompañado por su esposa, «Isabelita», en los comicios de septiembre. Gobernaría hasta su muerte, el 1 de julio de 1974. La «primavera peronista» duró poco: en marzo de 1976, los militares volvían a tomar el poder con el que es el último golpe de Estado que vivió la Argentina hasta este momento.
Fuente: Télam