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El 17 de septiembre de 1999, se producía lo que después se conoció como la masacre de Villa Ramallo. El asalto al Banco Nación de aquella localidad dejó el triste saldo de dos compañeros del Banco Nación muertos. El gerente, Carlos Cháves de 54 años y el contador Carlos Santillán de 59.

Mientras Martín Saldaña, uno de los ladrones, conversaba con el mediador, sus cómplices salieron con los rehenes en un automóvil Volkswagen Polo, propiedad del gerente del banco, Carlos Cháves.

El propio gerente, con un pan de explosivo trotyl en el cuello, manejaba y a su lado iba un ladrón con Flora Lacave, esposa del gerente, utilizándola como escudo humano. Atrás iban otro asaltante y el contador del banco Carlos Santillán, también como escudo humano.

Al salir el auto, en marcha lenta, con dos ladrones y tres rehenes como escudo, muchos de los policías que rodeaban el banco abrieron fuego contra el mismo, frente a las cámaras de televisión que registraron el hecho. En pocos segundos hubo 170 disparos, 46 de los cuales dieron en el auto, los rehenes y los ladrones.

Los rehenes Carlos Cháves (54) y Carlos Santillán (59) murieron dentro del auto como resultado de la balacera. Flora Lacave -esposa del gerente y también rehén- se salvó al igual que Carlos Martínez (20), uno de los ladrones, quien fue hospitalizado, mientras que el supuesto jefe de la banda murió dentro del automóvil.