El 7 de noviembre la CGT Brasil, encabezada por Saúl Ubaldini –aunque no se restringió al ámbito sindical-, pudo concretar la primera movilización popular o “Marcha de Protesta” en contra de la dictadura: bajo el lema Paz, Pan y Trabajo convocó a marchar –por las calles de Liniers- desde el estadio de Vélez Sársfield hasta la iglesia de San Cayetano (santo del trabajo de acuerdo al religión católica), donde se habían juntado unas diez mil personas. Los nuevos líderes sindicales, de organizaciones pequeñas, trataban de coincidir con los grupos de base dela Iglesia.
Mientras el gobierno formulaba las advertencias de práctica, los partidos justicialista, demócrata cristiano, intransigente, comunista y varias fracciones del socialismo adherían a la convocatoria, sin desdeñar la presencia de otras organizaciones sociales. Esa numerosa marcha desafió –a pesar de la intimidación de los medios de comunicación- el despliegue de un inmenso operativo de seguridad y asistieron a una misa oficiada al aire libre. Por primera vez se coreó masivamente una consigna que luego ganaría la calle: “Se va a acabar, la dictadura militar”. La represión no se hizo esperar. Pero se demostró que la central obrera se había convertido en el eje de la protesta nacional.
Fuente: Agencia Paco Urondo